Conviértete en una versión mejorada de ti mismo sin excepciones

He asesorado a miles de personas y empresas en los últimos 20 años, y mirando hacia atrás no creo haber visto a ninguna de ellas calcular correctamente el esfuerzo que les costará conseguir algo importante.

Ya sea construir una casa, recaudar dinero, librar una batalla legal, conseguir un trabajo, vender un nuevo producto, aprender un nuevo puesto, conseguir un ascenso, hacer una película o encontrar la pareja adecuada en la vida…

Siempre se necesitaba más de lo que se calculaba.

Al día de hoy todavía no he conocido a nadie que diga que alguna de estas cosas fue fácil. Claro que alcanzar estos objetivos puede parecer fácil para los que están mirando desde fuera, pero los que conocen de primera mano lo que costó nunca dirían que fue fácil.

Verás, cuando calculas mal los esfuerzos necesarios para lograr algo, te decepcionas y te desanimas.

Esto hará que identifique incorrectamente el problema y que, tarde o temprano, asuma que su objetivo es inalcanzable, e incluso podría tirar la toalla como hace la mayoría de la gente.

La primera respuesta de la mayoría de las personas es reducir el objetivo en lugar de aumentar su actividad para alcanzarlo. He visto a los directores de ventas de las organizaciones hacer esto durante años con sus equipos de ventas.

Les dan una cuota o acuerdan un objetivo al principio del trimestre y luego, a mitad de camino, se dan cuenta de que no son capaces de alcanzarlo, así que deciden reducir el objetivo a una cifra más alcanzable para que el equipo siga motivado.

Este es un grave error que nunca debería pasar por su mente como una opción. Envía un mensaje erróneo a la organización. Comunica que los objetivos no son importantes y que la única forma de ganar es acercar la línea de meta.

Ahora bien, un gran directivo empujará a una persona a hacer más a riesgo de quedarse corto, no a fijarse objetivos menores o más cercanos. Esta idea de cambiar los objetivos para que todos se sientan bien llevará a un mayor debilitamiento de la moral, la esperanza, las expectativas y las habilidades…

Todo el mundo empezará a poner excusas de por qué el equipo no es capaz de alcanzar sus objetivos y, a su vez, dejará de esforzarse por mejorar… por ser mejor.

Nunca reduzcas un objetivo. En su lugar, aumenta tus acciones.

Cuando empiezas a replantearte tus objetivos, a inventar excusas y a dejarte llevar, estás renunciando. No importa si te acercas al objetivo y aún así lo alcanzas; una vez que empiezas a justificar el hecho de no alcanzar tus objetivos, puedes despedirte de tus sueños.

Hazlo mejor. Sé mejor. Conviértete en algo más grande que tu yo actual.

– Traducido de texto original por Grant Cardone

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